BUENOS DÍAS 30 de octubre de 2025
¡BUENOS DÍAS CON ALEGRÍA!
Hoy es jueves, con una sonrisa podemos alegrar muchos corazones. Así que... ¡nueva misión! hoy vamos a sonreír mucho.
SALUDAR A TODOS CON UNA
SONRISA
LECTURA: EL NIÑO QUE NO SALUDABA
Nico era un niño muy simpático, pero… cuando llegaba al cole, a veces se olvidaba de saludar. Sus compañeros de clase lo querían mucho, pero algunos a veces se ponían un poco tristes:
—Nico ni me ha mirado esta mañana —decía Pedro.
—A mí tampoco me ha dicho
“buenos días” esta mañana cuando se ha sentado a mi lado en clase
—suspiraba Lucía.
Un día, su seño les contó algo
mágico:
—¿Sabéis
que todos tenemos un superpoder? ¡La sonrisa! Cuando saludamos con una sonrisa,
los demás se sienten felices por dentro y ellos entonces también sonríen.
Nico se quedó pensando, y al
reflexionar se dio cuenta de que él iba siempre con tanta prisa que se olvidaba
de saludar y a veces de sonreír. Quería ese superpoder
así que al día siguiente, nada más entrar en clase, abrió bien los ojos,
levantó la mano y dijo:
—¡Buenos
días a todos!
Primero a la seño, luego a sus
amigos de clase y hasta a Nuni el portero del cole. Y entonces pasó algo especial… ¡Todos
le devolvieron la sonrisa!
Pedro se acercó corriendo a él y le
dijo:
—¡Qué
bien me ha hecho tu sonrisa, Nico!
Y ese día… y todos los demás todo
fue más alegre. Nico entendió que saludar con una sonrisa no cuesta nada, y sin
embargo, lo cambia todo.
¿Te animas a saludar a todos con una
enorme sonrisa?
REFLEXIÓN
¿Alguna vez te ha pasado que alguien te ha saludado con una
gran sonrisa y te ha hecho sentir mejor? A veces, con algo tan simple como un “hola” y una sonrisa, podemos hacer que
otra persona se sienta querida o acompañada.
Saludar
es una forma de decir: “te veo”, “me alegro de verte”, “me importas”. Y
si además lo hacemos con una sonrisa, como Jesús, llenamos de luz a los demás.
En
el cole, en el recreo, cuando entramos a una clase o al llegar a casa, saludar
con una sonrisa puede hacer una gran diferencia. A veces, no sabemos si alguien
tuvo un mal día, o si se siente solo. Con solo mirarlo a los ojos, decirle
“buen día” y sonreírle, podemos alegrarle el momento.
Las sonrisas se contagian, como un juego bonito que pasa de uno a otro. Cuantos más damos… más recibimos. ATRÉVETE A PONERLO EN PRÁCTICA.
ORACIÓN
Jesús,
gracias por las personas que me rodean.
Hoy quiero saludar con alegría,
poner una sonrisa en mi cara
y alegrar el día a los demás.
Enséñame a hacer felices a otros, como Tú.
Amén.
María, Auxiliadora de
los Cristianos, ruega por nosotros
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